Muchas personas tienen sonidos que no les gustan, como el chirrido de una tiza contra una pizarra o el ruido de comer en el cine. Pero la misofonía clínica es diferente. Es una enfermedad grave y progresiva que ha arruinado vidas y destruido relaciones, particularmente con los más cercanos y queridos de quienes la padecen, lo que lleva al distanciamiento e incluso a la ruptura. Por este motivo, llamamos a la misofonía “el trastorno de Midas”.
La edad habitual de aparición es en la infancia. La misofonía afecta especialmente a los niños, en etapas cruciales de su educación y desarrollo. Los factores desencadenantes pueden multiplicarse hasta tal punto que, en casos extremos, la víctima queda confinada en su casa y sola.
La misofonía solía ser el trastorno “invisible”. Antes, los médicos no tomaban en serio a los pacientes, o simplemente no podían ayudarlos, pero los pacientes ahora se están movilizando en comunidades en línea. La misofonía es uno de los primeros diagnósticos completos de la era de Internet.