Julia

Julia tiene 25 años y trabaja en una empresa de asesoría jurídica. Ha llegado temprano hoy para trabajar en un proyecto que debe terminar al mediodía. Las primeras dos horas trabaja de manera constante y con gran concentración en la habitación tranquila. Pero a las 9 llega su compañera de trabajo que se sienta frente a ella. Pronto ella también comienza su trabajo y comienza a dar golpecitos con su pluma en el escritorio.

El sonido del golpeteo del bolígrafo desencadena una serie de intensas respuestas emocionales y físicas en Julia. Siente una repentina oleada de ira y frustración, y aumenta su frecuencia cardíaca y su presión arterial. Como se siente demasiado avergonzada de pedirle a su colega que detenga este ruido, experimenta sensaciones físicas como sudoración, temblores y una sensación de opresión en el pecho. No puede concentrarse en su trabajo; el sonido del golpeteo del bolígrafo se vuelve abrumador, lo que le impide concentrarse en otra cosa. Julia no sabe qué hacer. Se siente atrapada y quiere escapar de la situación, pero aún quedan las últimas páginas del informe que debe estar listo en unas horas. Ella se enoja y desea poder arremeter contra su moneda en un intento de detenerla.