Misofonía posterior a la conmoción cerebral. Un pájaro de bronce causó mi misofonía

Mi esposo durante la cena: “Mastica. Masticar. Tortazo. Tortazo. Tragar. Silbido. Moler. Tintinar.”
“¡¿Por qué estás masticando tan fuerte ?!” Me quejo en voz alta.
“Es ensalada de col rizada. Estás haciendo la misma cantidad de ruido que yo. Él responde, agravado.
Mientras mastica, escucho “sonidos Slob-slob-sloberry” que llenan todo mi paisaje sonoro. Luego todo mi paisaje sensorial. Puedo ver la saliva en mi mente. Estoy presionado contra la ventana en un lavado de autos con ríos de saliva mocosa goteando frente a mi cara.
Mi cuerpo grita “¡Huye! ¡Huir! ¡Escapar!” Mientras mi corazón se acelera. Rápidamente me tapo los oídos con las manos y grito: “¡Deja de babosear!”. No puedo esperar ni un segundo a que se detenga y salga corriendo de la habitación para buscar mis auriculares que bloquean el ruido. Otra cena arruinada.
No siempre fui así. No hasta mi conmoción cerebral.